viernes, 13 de mayo de 2016

TODO EN ORDEN

Para que una estancia se vea agradable y acogedora nada mejor que el orden. Mi abuela, una persona a la que admiraba profundamente y a la que sigo recordando cada día, me enseñó que un día puedes olvidarte de quitar el polvo y no pasa nada, pero si no guardas el orden, por muy limpia que esté la casa, nunca se verá bien.
Y es cierto. El orden es el mejor aliado de la limpieza. Fuera de los más estrictos objetos decorativos, guardar todos los cachivaches que hay por encima de mesas, estanterías, veladores, es decir, a la vista, es imprescindible para que la estancia luzca en todo su esplendor.
Adoro las casas en las cuales todo tiene su lugar y, en las que papeles, carteras, bolsos, pañuelos, llaves, teléfonos móviles, monedas… están a buen recaudo, ocultos de las miradas de los moradores y de los visitantes.
Especialmente importante me parece el orden en la cocina. Es una práctica que no tenemos demasiado interiorizada y siempre caemos en la tentación de tener las encimeras abarrotadas de los más variopintos elementos, sin caer en la cuenta de que lo cotidiano, ver siempre esos objetos en el mismo lugar, no hace que se vuelvan estéticos. Haced sino el ejercicio cuando visitéis alguna casa que no es la vuestra. Seguro que hay objetos que pasan desapercibidos a los habitantes de la casa que a vosotros os chocan. Así pues, aplicaros el remedio y observad vuestra casa con ojos de visitante.
Esta cocina es un claro ejemplo de cómo el orden contribuye a la belleza. Tomad nota de cómo deben decorarse estantes y vitrinas para que el interior no se vea desordenado, y si no os veis capaces de conservar este orden, mejor que optéis por puertas macizas, por cristales opacos, o como en el caso de esta cocina, por cortinillas de tela. 
Un recurso que nunca falla es conservar la misma línea cromática en todos los objetos a exponer, vajillas, porcelana, cristal… así como agruparlos en secuencias repetitivas de elementos similares, siempre en grupos de dos o tres elementos como mínimo. Seguro que triunfais!
Via: El Mueble

2 comentarios:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo, Elisenda.
    El desorden me provoca una especie de inquietud. Nunca pude estudiar con la habitación desordenada, no podía concentrarme. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa, es lo mejor. Todos saben dónde está cualquier objeto.
    Por caros que sean los muebles, por buena que sea la decoración, si reina el desorden, pierde todo un encanto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cómo te entiendo. El orden es primordial para mí, me da seguridad, me relaja. Por contra, en ambientes desordenados me dan unas ganas locas de ponerme a ordenar y tengo que reprimirme muchísimas veces.
      Un beso, princesa y como siempre, gracias por pasar por ésta, tu casa.

      Eliminar