Para muchos de vosotros han empezado las vacaciones estivales. Nada
mejor que salir de casa, hacer un viaje o cambiar de aires dirigiéndote a la
playa o a la montaña.
Nada de lo que hacemos en nuestra vida está exento de ilusiones.
Siempre esperamos que los acontecimientos que están por venir sean placenteros
y que nos aporten felicidad, y para ello es imprescindible que lo que nos rodea
sea bello, acorde con nuestros gustos y dónde nos sintamos relajados,
preparados para pasarlo bien. Y no me refiero solamente al entorno natural o a
las ciudades que nos acogen, que también, sino a aquellos alojamientos que
hemos elegido para pasar los días de descanso y placer.
Por este motivo, mis próximos post estarán dedicados a esas
decoraciones que nos gustaría encontrar en nuestros destinos, aquellas que nos
producirían ese plus de felicidad que ya, de por sí, tienen las vacaciones.
Supongo que habrás adivinado por cuál me inclino: la cocina con faldones y loza en los estantes. Sin poderlo evitar, me invita a pasar todo el día cocinando en ella, sobre todo, dulces.
ResponderEliminarYa te veo. Con tu delantal de florecitas y con harina en el pelo. Un beso guapísima, y como siempre, gracias por pasar por ésta, tu casa.
EliminarA mí la habitación con las vigas y la pared de piedra me encanta.
ResponderEliminarEl verano me gusta en su justa medida.
Un saludo.
Creo que por tu carácter te pega mucho. Por lo del verano, no tendrás queja que en el Norte siempre es más suave... jejejejeje
EliminarUn beso guapísima, y como siempre, gracias por pasar por ésta, tu casa.