Para que una
estancia se vea agradable y acogedora nada mejor que el orden. Mi abuela, una
persona a la que admiraba profundamente y a la que sigo recordando cada día, me
enseñó que un día puedes olvidarte de quitar el polvo y no pasa nada, pero si
no guardas el orden, por muy limpia que esté la casa, nunca se verá bien.
Y es cierto.
El orden es el mejor aliado de la limpieza. Fuera de los más estrictos objetos
decorativos, guardar todos los cachivaches que hay por encima de mesas,
estanterías, veladores, es decir, a la vista, es imprescindible para que la
estancia luzca en todo su esplendor.
Adoro las
casas en las cuales todo tiene su lugar y, en las que papeles, carteras,
bolsos, pañuelos, llaves, teléfonos móviles, monedas… están a buen recaudo,
ocultos de las miradas de los moradores y de los visitantes.
Especialmente
importante me parece el orden en la cocina. Es una práctica que no tenemos
demasiado interiorizada y siempre caemos en la tentación de tener las encimeras
abarrotadas de los más variopintos elementos, sin caer en la cuenta de que lo
cotidiano, ver siempre esos objetos en el mismo lugar, no hace que se vuelvan
estéticos. Haced sino el ejercicio cuando visitéis alguna casa que no es la
vuestra. Seguro que hay objetos que pasan desapercibidos a los habitantes de la
casa que a vosotros os chocan. Así pues, aplicaros el remedio y observad vuestra
casa con ojos de visitante.
Esta cocina
es un claro ejemplo de cómo el orden contribuye a la belleza. Tomad nota de
cómo deben decorarse estantes y vitrinas para que el interior no se vea
desordenado, y si no os veis capaces de conservar este orden, mejor que optéis por
puertas macizas, por cristales opacos, o como en el caso de esta cocina, por
cortinillas de tela.
Un recurso que nunca falla es conservar la misma línea
cromática en todos los objetos a exponer, vajillas, porcelana, cristal… así
como agruparlos en secuencias repetitivas de elementos similares, siempre en
grupos de dos o tres elementos como mínimo. Seguro que triunfais!
Via: El Mueble |
No puedo estar más de acuerdo contigo, Elisenda.
ResponderEliminarEl desorden me provoca una especie de inquietud. Nunca pude estudiar con la habitación desordenada, no podía concentrarme. Cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa, es lo mejor. Todos saben dónde está cualquier objeto.
Por caros que sean los muebles, por buena que sea la decoración, si reina el desorden, pierde todo un encanto.
Cómo te entiendo. El orden es primordial para mí, me da seguridad, me relaja. Por contra, en ambientes desordenados me dan unas ganas locas de ponerme a ordenar y tengo que reprimirme muchísimas veces.
EliminarUn beso, princesa y como siempre, gracias por pasar por ésta, tu casa.