Otra
de las opciones para las vacaciones, que sólo algunos tendrán la suerte
de poder realizar, es pasarlas en la casa familiar del pueblo.
Los
que ya vamos teniendo una cierta edad, recordamos con especial cariño
esos veranos infantiles en los que esperabas con ansia la llegada del
solsticio de verano para que tus padres te mandaran unos días, con
suerte semanas, a la casa del pueblo dónde habían nacido tus abuelos.
Esa casa que había heredado una parte de la familia, justo la que se
había quedado sin emigrar a la ciudad, bien en usufructo, bien por
renuncia del resto de los hermanos.
Aprender a montar en bicicleta, pelearse a pedradas con los chicos del pueblo, caerse y aparecer con las rodillas peladas, ir a buscar renacuajos a balsas y riachuelos, coger fruta subidos a los árboles, cuidar de los animales... esas eran las actividades más comunes de los niños en vacaciones.
Aprender a montar en bicicleta, pelearse a pedradas con los chicos del pueblo, caerse y aparecer con las rodillas peladas, ir a buscar renacuajos a balsas y riachuelos, coger fruta subidos a los árboles, cuidar de los animales... esas eran las actividades más comunes de los niños en vacaciones.
Tener
una casa en el pueblo despierta sensaciones dispares. Muchas personas
no quieren ni oir hablar de ella y la dejan sin habitar durante años
para malvenderla al final a personas a las que la vida en el campo,
lejos de las ruidosas ciudades, les parece una buena opción para pasar
los veranos en familia.
Mi
consejo es que, tanto si compráis una casa de pueblo, como si la tenéis
en propiedad, no dejéis de cuidar su decoración. Nada peor que pasar
los veranos en una casa, que decoró alguien hace muchísimo tiempo, en la
que os sintáis huérfanos de estilo. Hacer que la casa reviva hará que
os enamoraréis de ella y la convertirá en vuestro más preciado tesoro.
Desde
hace unos años la corriente retro está en boga en interiorismo,
marcando tendencia en los baños: bañeras románticas en hierro fundido,
lavabos de pie o senos murales de estaciones de ferrocarril, griferías
que evocan tiempos pasados, vitrinas utilizadas antes en comedores o
cocinas, accesorios de cristal, cajas de madera...
Baste
como muestra este baño que conserva los elementos originales, suelo
hidráulico, altas puertas, lavabo mural y una magnífica tinaja de
piedra, a los que se han añadido detalles que le confieren ese toque
actual especial: la papelera metálica, los focos del techo y ese bidón
de cartón prensado, reciclado seguramente de alguna función agraria.
Las
vacaciones pasan tan rápido que vale la pena que la casa que nos acoge
nos lleve a la mente los mejores recuerdos, contemplando objetos que
asociemos a la felicidad.
Via: Country Living |
ver este baño retro me ha recordado el baño que disfruté durante unos días en Victoria Falls Hotel. Era de la época colonial cuando construían el ferrocarril que intentaba unir El Cairo con Ciudad del Cabo. Desgraciadamente, el proyecto quedó a mitad de camino entre la frontera de Zambia y Zimbabue, pero el hotel sigue con sus puertas abiertas permitiendo a los huéspedes disfrutar del ambiente colonial británico. Los baños son casi, casi piezas de museo pues conservan las griferías y los accesorios originales de la época. Toda una vuelta al pasado.
ResponderEliminarLo conozco. Estuvimos alojados ahí. Me encantó la biblioteca y también ese magnífico roble que hay en el jardín con un banco de madera. Y qué decir de la piscina... parecia de la película El Gran Gatsby!!!.
EliminarRecuerdo que fue la primera vez que nos invitaron a Dom Perignon. Había una botella siempre en frío en la biblioteca. Y también me impresionaron los magníficos té de las cinco, con sus bandejas de tres pisos repletas de bollería, mini emparedados y pastas de té. Chica, que lujo! Me gustó muchísimo. Es un lugar al que quiero volver, sin duda.
Los baños, como dices son piezas de museo. El nuestro tenía una bañera con patas de león. Qué maravilla!
Un beso, Carmela. Me alegro de compartir experiencias contigo.
¡Ah, esos veranos en el pueblo con los abuelos! ¡Qué recuerdos! ¿Sabes que me gusta que la casa antigua conserve antigüedades? sino ya no sería una casa antigua, perdería todo su misterio y encanto. ¿Cómo te ibas a imaginar la historia acontecida entre aquellas paredes mirando un espejo, una bañera, una cama...? Los objetos, la decoración nos hablan...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, aunque pienso en conservar las piezas únicas y eliminar todo aquello que, ya en su origen, carecía de valor decorativo (mesas de formica, armarios de contrachapado...) que por desgracia, hubo un tiempo que se cambiaron por cómodas de caoba o camas de roble. Mantener las piezas sí, pero dándoles un nuevo aire y una nueva vida con los complementos y los textiles.
EliminarUn beso y gracias por pasar por ésta, tu casa.