sábado, 29 de agosto de 2015

¿CHANDELIERS? SI, GRACIAS!

Uno de mis elementos preferidos en decoración son los chandeliers. Los adoro. Su presencia es siempre sinónimo de elegancia y aportan un maravilloso caleidoscopio de color y luces con sus reflejos.
Su historia se origina en las fastuosas arañas del siglo XV y XVI adornadas con numerosos colgantes de vidrio. Los ejemplares más lujosos eran de cristal de roca y habitualmente se colocaban en los salones de las casas nobles y regias de la época. Y ese ha sido su lugar privilegiado hasta hace bien poco, en que han irrumpido con fuerza en decoración y para todas las estancias de la casa.
La cocina de la fotografía es un buen ejemplo de cómo un chandelier puede adaptarse a otra estancia que no sea un salón o un comedor y aportar ese plus de glamour del que os he hablado.
Hay que reconocer que la cocina en sí es una maravilla. Personalmente, creo que es mi cocina ideal. Simetría casi perfecta reforzada por las dos espléndidas ventanas gemelas al fondo, separadas por esa estantería central, una enorme isla con la zona de cocción enfrentada a la zona de aguas y la de desayuno junto a la zona de servicio, preciosos armarios bajos y altos con un diseño rectilíneo y limpio de formas, molduras en el techo, el suelo con esa continuidad cromática que prolonga el horizonte visual, todo parece estar al servicio de la belleza. Así pues, el chandelier no podía quedarse al margen y su aparición era del todo imprescindible.
Para los que penséis en lo incómodo de la limpieza os diré que, efectivamente, es más costoso de mantener, pero que bien compensa esa pequeña incomodidad el placer de contemplar cómo la luz se refleja entre sus lágrimas, mientras tomas una taza de aromático café, escuchas tu música preferida cada mañana y colocas en un jarrón ese fantástico arreglo floral de lavanda que huele a naturaleza viva.

Via : Houzz

2 comentarios:

  1. Justo por situar el chandelier encima de la encimera, creo que brillarán poco las lágrimas de cristal. Supongo que el extractor de humos está camuflado en la isla y podrá evitar los vapores y los humos que empañen la espléndida lámpara. Me gusta disfrutarlo en este lugar de la casa si la isla o la península no tienen la cocina en ellas. Ahora bien, tu fantástica descripción casi me hace cambiar de parecer.

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    1. Es una decisión entre lo práctico y lo que te apetece. Por ejemplo, en la terraza he colocado un pequeño chandelier. Ya sé que tiene que limpiarse cada dos por tres, pero cuando me siento en el sofá, tomando una limonada fresquita y oyendo música, hija! que gustazo! Un beso.

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