Lo habitual es que cualquier decoración empiece sobre
blanco, excepto aquéllas que, por la singularidad de los muros que la
albergarán, tenga como telón de fondo la piedra, el ladrillo, la madera o el
hormigón.
El blanco inicial siempre asusta, no en vano cualquier
pintor ante el lienzo en blanco siente el denominado “horror vacui” y tiene el
inmediato impulso a rellenarlo todo de trazos, color y formas. Pero introducir el color en una estancia es
algo que debe estar muy meditado y controlado, ya que puede arruinar una
decoración o recargarla en exceso. El color llena, el blanco vacía.
La cocina de la fotografía es un claro ejemplo de cómo debe
utilizarse el color en una estancia completamente blanca. Evidentemente, el
concurso del magnífico suelo también es un aporte de color ante tanta blancura, pero en este caso
es más un efecto teatral de limitación del escenario.
A pesar de que la cocina es íntegramente blanca, el juego de
volúmenes del techo y los armarios configuran un espacio delimitado, que suple
la ausencia de paredes que podría hacerla desangelada. Todo lo contrario. Me
parece un espacio luminoso, perfectamente situado entre las dos zonas de paso,
que elimina los oscuros pasillos y sustituye la separación por una cristalera
tan liviana que apenas se perciben los perfiles. La barra de desayunos es
espectacular, en forma de península con una encimera de mármol bárbara. Y qué
decir de la maravillosa lámpara de esferas sólidas de cristal que recorre toda esa
encimera. Chic y glamurosa.
Y la única licencia de color son esos fantásticos taburetes
altos con respaldo, metálicos a juego con los electrodomésticos, que podrían haberse dejado sin cubrir, pero que
el equipo de decoración ha tapizado con ese maravilloso turquesa intenso, que
le confiere a toda la estancia el toque de color justo y necesario y que nos
pone el ejemplo perfecto de cómo utilizar el color para embellecer nuestro
hogar.
Sólo echo a faltar un arreglo floral de hortensias blancas
aunque la fuente de fresas también resulta muy elegante.
Via: Houzz |
Todo tan aseado hace que parezca una cocina de exposición de una tienda de reformas. Echo a faltar detalles personales que la humanicen, si es que una cocina se puede humanizar. Tú me entiendes.
ResponderEliminarA eso me refería cuando hablaba del arreglo floral. Sin duda, le falta el toque de un interiorista de los que saben cómo decorar los ambientes para que parezcan "vividos".
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